Descripción:

La manteca de karité es un graso natural que se extrae de las semillas del árbol de karité. Su textura es densa y sólida a temperatura ambiente, pero se funde fácilmente con el calor corporal. Es rica en ácidos grasos esenciales, antioxidantes y vitaminas (A, E y F), lo que la convierte en un excelente ingrediente para la hidratación y regeneración de la piel.

INCI:

Butyrospermum Parkii Butter

Dosis de uso:

La manteca de karité se usa en concentraciones que varían según la formulación y el propósito. En cosmética casera, se puede utilizar de la siguiente manera:

    Cremas, lociones y mantecas corporales: Alrededor del 5% al 70% de la fórmula total.
    Bálsamos y ungüentos: Hasta el 100% si se desea una textura densa y emoliente.
    Aceites o serums: Generalmente, un 10% a 20% de manteca de karité combinada con aceites vegetales.

    Aspecto y olor:

    Aspecto: La manteca de karité es de color amarillo claro a blanco dependiendo de su proceso de refinado. La manteca cruda puede ser más amarillenta y tiene una textura más grumosa, mientras que la refinada es más suave y blanca. La manteca de karité tiene un olor natural suave y a nuez. La manteca refinada suele tener un olor más neutro o incluso no tener fragancia, mientras que la cruda tiene un aroma más fuerte y característico.

    Si huele mal o fuerte, consulta con el proveedor porque puede estar o adulerada o vencida.

    Propiedades para la piel:

    La manteca de karité tiene una gran cantidad de beneficios para la piel, que la hacen un ingrediente popular en cosmética casera:

      Hidratante: Su alto contenido en ácidos grasos la convierte en un excelente emoliente, ideal para pieles secas y deshidratadas.
      Regeneradora: Ayuda a estimular la producción de colágeno y promueve la regeneración celular, lo que la hace útil para cicatrices, estrías y marcas de acné.
      Antiinflamatoria: Tiene propiedades calmantes y antiinflamatorias que pueden aliviar irritaciones, rojeces y piel sensible.
      Antioxidante: Su contenido en vitaminas A y E ayuda a proteger la piel contra el daño de los radicales libres y la exposición solar.
      Nutritiva: Restaura la barrera lipídica de la piel, mejorando la elasticidad y suavidad.
      Antienvejecimiento: Gracias a sus propiedades antioxidantes y su capacidad para nutrir la piel, ayuda a reducir los signos visibles del envejecimiento.

      Cómo usarlo en cosmética:

      La manteca de karité es extremadamente versátil y se puede utilizar en diversas formulaciones para el cuidado de la piel y el cabello. Siempre recuerda que es liposoluble, por ende no se disuelve en agua, solo aceite.

      Si utilizas manteca de karité cruda, asegúrate de derretirla a baño maría antes de incorporarla a tus mezclas, pero no la calientes durante más de unos pocos minutos. Si haces una mezcla de varios aceites y mantecas, asegúrate de que la proporción de manteca de karité sea la adecuada para lograr la consistencia deseada, porque la karité suele endurecer y volver más pesadas las preparaciones

      Almacenamiento:

      La manteca de karité debe almacenarse en un lugar fresco, seco y oscuro para evitar que se oxide o pierda sus propiedades. Se recomienda almacenarla en envases herméticos, preferiblemente de vidrio oscuro, para protegerla de la luz y el aire.

        La manteca de karité se conserva bien a temperatura ambiente, entre 15-25°C. Evita exponerla al calor excesivo o al frío extremo. La manteca de karité puede durar entre 1 a 2 años si se mantiene bien almacenada, aunque es recomendable usarla dentro de los primeros 12 meses después de abrirla.

        Sustituciones:

        Si no tienes manteca de karité o prefieres utilizar alternativas, puedes optar por otros ingredientes con propiedades similares:

          Manteca de cacao: Es una alternativa rica en antioxidantes, ideal para hidratar y regenerar la piel.
          Aceite de coco: También es muy hidratante y tiene propiedades antimicrobianas, aunque es más ligero en textura.
          Aceite de oliva: Rico en ácidos grasos y antioxidantes, es una excelente opción para la hidratación profunda.
          Manteca de mango: Con propiedades similares a la manteca de karité, es nutritiva y regeneradora, pero con una textura algo más ligera.

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